sábado, 28 de junio de 2008

Amarillo

"Oe, este es amarillo" me decía un amigo, riéndose, durante una de las tantas tomas de la facultad de Sociales. Y la verdad es que prefiero ese término si se trata de definir tu orientación ideológica dentro del ámbito universitario.

"Rojo" es una palabra que no necesita mucha definición. Hace unos años, cuando el comunismo era "viable", rojo era aquel simpatizante con la lucha popular. Cuando el término cobró doble filo,
"rojo" se hizo una palabra más peligrosa. Y aún es considerada peligrosa. Si el 9 de mayo, tras el enfrentamiento tombo-universitario, el diario Expreso tituló "Rojos protestan...". Pero quedó el término. "Rojo", de un punto de vista "amarillo" puede definirse como un desadaptado social, que piensa que el modelo marxista aún puede triunfar.

"Amarillo" inicialmente pudo haberse denominado "ámbar". Los amarillos somos los que preferimos no tomar partido, porque sabemos que nos puede ir mal. Aún así, de vez en cuando pagamos los platos rotos. Los "rojos" conceptualizan amarillos como indiferentes, como los que posiblemente apoyan desde las ideas, pero no son activistas. Y para ellos "la indiferencia es complicidad". Sin embargo, no creo que "indiferente" y "cómplice" sean las palabras exactas. Yo creo que, sobretodo, los rojos llaman a los amarillos cobardes. Y los amarillos se defienden autodenominándose prudentes. Y este es el término más indicado para mí. No soy ningún huevón para que la policía me tenga en sus archivos. Amarillo y punto.

No hay comentarios: